lunes, 14 de diciembre de 2009

Sobre la Wikipedia (Gabriel Zaid)

LETRAS LIBRES /  (De click para agrandar)
NOVIEMBRE DE 2009

Lectores en Wikilandia

por Gabriel Zaid



Wikipedia es sencillamente indescriptible: son tantas sus entradas,
es tanta su información, que nunca nadie podrá aconocer todo lo
que contiene. Gabriel Zaid se sumerge en esa colosal enciclopedia
con un propósito doble: descubrir sus novedades y señalar su deuda
con la tradición del saber libre –opuesta a la del saber jerárquico.


Los buenos escritores, traductores, críticos, maestros, editores, correctores, tipógrafos, libreros y bibliotecarios suelen empezar como buenos lectores. Su afición los lleva a los oficios del libro, donde se ponen al servicio de la comunidad lectora según sus gustos y oportunidades. No hay un centro que coordine la división del trabajo comunitario, sino una especie de anarquía creadora, movida por iniciativas diversas y dispersas.

Hay clubes de lectores (sobre todo en los países de habla inglesa) así como asociaciones gremiales de escritores, traductores, editores, libreros, bibliotecarios y talleres de artes gráficas. Cosa admirable, hay una Society of Indexers (www.indexers.org.uk) que promueve su especialidad (utilísima y subestimada en los países de habla española, en esto subdesarrollados): preparar los índices de nombres y de temas que facilitan la consulta de un libro. Hay órganos del Estado dedicados a la promoción del libro, la lectura y los oficios relacionados. Pero no hay (afortunadamente) planificación central, sino múltiples miradores del mundo del libro en revistas literarias o especializadas, en libros sobre libros y en bibliografías, catálogos, diccionarios y directorios.

La tradición de fijar las obras de la palabra (para conservarlas y subir de nivel la vida humana) es antiquísima. Está en los sabios del mundo oral que guardan la memoria de la tribu. Se extiende a la conservación de canciones, oraciones, cuentos, leyendas, textos sagrados y clásicos desde que aparece la primera tecnología útil para el caso: la escritura. Avanza con los trabajos de copiado, de crítica textual y de traducción en el mercado de libros de Atenas, la Biblioteca de Alejandría, el Vivarium de Casiodoro, las cortes islámicas y los monasterios medievales. Florece en las academias del Renacimiento con el desarrollo de otra tecnología: la imprenta. Despierta las ambiciones universales de la Encyclopédie, el British Museum y otras bibliotecas y museos enciclopédicos que han ido incorporando las nuevas tecnologías de conservación: la fotografía, la grabación sonora, la microfilmación, el fotocopiado, los videos. Alegóricamente, culmina en “La Biblioteca de Babel” que Borges publicó en 1941. Apenas empezaba la tecnología electrónica, que reanimó el proyecto en marcha.

La red de interconexión digital se inventó en mil novecientos sesenta y tantos, para el mutuo respaldo de los centros de cómputo del Pentágono. El origen del proyecto, la construcción de computadoras gigantescas y los mitos sobre la cibernética hacían temer una gran centralización, frente al espíritu libertario surgido en esos años contra la guerra, el gigantismo y la vida robotizada. Pero la nueva tecnología se volvió cada vez más barata, y acabó facilitando lo que no se esperaba: el networking, las redes de personas o grupos con presencia mutua, contactos y colaboraciones frecuentes o esporádicas, la organización horizontal (en vez de vertical).

En 1968, Stewart Brand publicó una especie de enciclopedia de la contracultura: The Whole Earth catalog: Access to tools, cuyo espíritu universal, innovador, iconoclasta y constructivo al mismo tiempo recuerda la Encyclopédie. Steve Jobs, el fundador de Apple, ha dicho que en esa “Biblia” de los jóvenes de su generación estaba implícito el concepto de la World Wide Web.

Es significativo que el primer proyecto electrónico de biblioteca universal (iniciado por Michael Hart en 1971) haya sido y siga siendo un servicio público independiente, sostenido por centenares de voluntarios que cooperan desde sus propias computadoras en su casa. También que fuera bautizado como Project Gutenberg y alojado en una institución benedictina (el Illinois Benedictine College), una de las órdenes que se distinguió en la Edad Media por sus bibliotecas y el copiado de libros. El Proyecto Gutenberg (www.gutenberg.org) sigue en marcha, ofrece gratuitamente unos 30,000 libros del dominio público en diversos idiomas y es el antecedente de proyectos muy distintos: Amazon (www.amazon.com, desde 1994), Wikipedia (www.wikipedia.org, 2001) y Google Books (www.google.com/books, 2004).

La Ilustración y el ascenso de la burguesía hicieron crecer el mercado del libro en el siglo XVIII. En particular, prosperaron las grandes producciones editoriales cuya posesión era como tener un piano: enciclopedias de muchos volúmenes y colecciones de obras completas. Estas ediciones requieren gastos de preparación durante años (no meses), se prestan poco a la venta en librerías y, por lo mismo, tienen un problema financiero. Para solventarlo, se inventaron la suscripción previa y el surtido por entregas (de no haber suficientes suscriptores, la obra no se publicaba).

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